Hiroshi Sugimoto
Fotógrafo desde los años 70, su vida profesional transcurre entre Nueva York y Tokyo. Entre sus principales influencias artísticas se encuentran el Surrealismo, el Dadaísmo y en especial una conexión con la obra y la filosofía de Marcel Duchamp. Asimismo, cuando inició su carrera las corrientes más en boga eran el conceptualismo y el minimalismo, cuya influencia en su composición es indudable.
Su obra gira en torno a la relación entre la historia y la existencia temporal. Usa la fotografía como máquina del tiempo, preservando y plasmando la memoria. Con esta idea ha realizado las series Dioramas (1976), Theaters (1978) y Seascapes (1980).
Desde la década de 1970, Sugimoto ha trabajado a la foto de la serie titulada «teatros», en el que retrata a los auditorios de las salas de cine estadounidenses durante las visitas. El tiempo de exposición utilizado para la fotografía se corresponde con el tiempo de proyección de la película. Esto le permite ahorrar la duración de la película entera en un solo tiro.
Lo que queda visible de compresión de tiempo de la película es la brillante pantalla de la sala de cine, que ilumina la arquitectura del espacio mientras su contenido se retira a un segundo plano. Como resultado, en lugar de un evento relacionado con el contenido, la película se presenta aquí como la relación entre el tiempo y la percepción espacial.
Sugimoto es extremadamente sensible a la escultura, la pintura, la arquitectura y la filosofía encuentra en la cámara un vehículo para captar al “sujeto” en su esencia, con independencia de su origen (material o natural). El resultado compositivo se caracteriza por el equilibrio y la simetría, lo que produce una sensación de delicadeza y fragilidad.
Estudia cuidadosamente los efectos de la luz para plasmar en el instante preciso la emoción concreta.
Por si fuera poco, ha retratado a personajes importantes como
La reina Elizabeth II:
Fidel Castro:
Y, por supuesto, al Neanderthal:
De acuerdo, no los ha retratado en persona (de lo contrario sería inmortal). Son figuras de cera, pero parecen tan reales que nos hace creer que estuvo ahí, que las conoció y les tomó una foto.
Lo cierto es que en su serie “Portraits” (1999) selecciona cuadros barrocos y esculturas de museos de cera y las reinterpreta mediante un elaborado proceso de iluminación que reproduce las condiciones lumínicas de la época en que fueron realizados. Podemos encontrar obra suya en las más prestigiosas colecciones contemporáneas de fotografía como el Guggenheim, el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, el Center for Contemporary Art, Kitakyushu, Japan o la Pulitzer Foundation for the Arts.
Fuentes:
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